El pasado fin de semana de octubre disfrutamos de las Minas del Horcajo y sus alrededores
Tras el paseo realizado en la convivencia del año pasado por Minas del Horcajo (pedanía de Almódovar del Campo) y alrededores de la finca de La Garganta situada en esta zona, el grupo de la vivienda con apoyo nos quedamos prendados del entorno y por ello se planteó organizar una excursión a este lugar decidiendo además por consenso realizar la convivencia anual allí mismo.
Así pues, el pasado fin de semana de octubre nos desplazamos hasta Minas del Horcajo donde nos recibió Verónica, la alcaldesa de la pedanía, y dueña de la casa rural en la que nos hospedamos. Una vez acomodados en las instalaciones, fuimos recogidos por 2 furgonetas 4x4 pilotadas por Domingo y Raúl, quienes hicieron de magníficos guías durante la ruta organizada por la finca de La Garganta. Durante todo el trayecto fuimos conversando y ofreciendo información sobre el mantenimiento de la finca, trabajadores y recursos de los que dispone, eventos que realizan así como comentando datos de interés acerca de su fauna y su hábitat natural. En esta visita pudimos ver tanto jabalíes, como ciervos, corzos, perdices, liebres, buitres leonados y negros, y águilas, disfrutando muchísimo de la ruta tanto usuarios como personal.
Tras esta ruta, realizamos una parada en una de las instalaciones de la finca donde el encargado de la misma, José María y su familia, junto con el personal del que disponen, nos ofrecieron una variedad de platos donde el principal (como no podía ser de otra manera) fue una excelente y sabrosa carne de ciervo. Ya con el estómago lleno, continuamos la ruta hasta que cayó el día. Por suerte el tiempo nos acompañó y pasamos un día estupendo.
Una vez en la casa rural, y mientras estábamos cenando, recibimos una inesperada y grata visita: un pequeño vareto (ciervo de 1 o 2 años) se había aproximado hasta la mismísima puerta de la casa rural, donde algo tímido recibió algunos trozos de pan y sobras ante la sorprendida mirada de los que allí estábamos.
Al día siguiente, y tras un opíparo desayuno, dimos un paseo por los alrededores. Al regreso, Verónica, dueña de la casa rural quien se mostró muy atenta en todo momento, nos preparó unas exquisitas migas que disfrutamos encantados, y después de una merecida sobre mesa regresamos quedando muy agradecidos tanto con el personal de la finca Villamagna La Garganta como con Verónica y su familia por su hospitalidad y la atención dedicada, a la espera de volver a planificar y proponer un nuevo destino para el año que viene.