Cuidadores y equipo técnico de la Vivienda con Apoyo de la Fundación, disfrutaron de una agradable convivencia en Fuencaliente
Durante el fin de semana del 18 y 19 de noviembre tanto los usuarios, como cuidadores y equipo técnico de la Vivienda con Apoyo de la Fundación, disfrutaron de una agradable convivencia en Fuencaliente, hospedándose en el hotel Sierra Madrona situado en un precioso paraje a tan solo 2 Km de la localidad.
Con motivo de compartir una grata experiencia y de estrechar los lazos de unión entre todos los que conforman esta extensa familia, se realizaron diferentes actividades que los propios usuarios sugirieron.
A la llegada al hotel, dieron una vuelta por las instalaciones las cuales disponen de un entorno natural encantador donde de manera espontánea acabaron recogiendo hongos. Después, se dirigieron hacia el río Cereceda para visitar la zona conocida como las Lastras en la cual realizaron una caminata en el ascenso del río pudiendo disfrutar de sus cascadas (aunque sin demasiada agua por la escasez de lluvias) que finalizó con un merecido tentempié en el merendero situado en el parador de las Lastras y Peña Escrita.
Tras haber cogido fuerzas, marcharon hacia la Batanera para admirar las conocidas pinturas rupestres que allí se encuentran.
Aunque el camino de vuelta fue algo arduo debido a la cuesta que tuvieron que subir hasta llegar a las furgonetas, lo superaron con éxito y decidieron realizar una visita al pueblo para conocerlo y adquirir productos típicos de la zona (carne de caza especialmente).
Comieron en el hotel, donde Antonio, su dueño, se portó estupendamente atendiendo todas sus necesidades, aportando su peculiar toque de humor y su amabilidad que encantó a todos.
Tras una buena comida, y una sobre mesa para compartir intereses, inquietudes, anécdotas, etc., era necesario volver a ponerse en marcha, por lo que emprendieron viaje hacia el pantano de la Sacedilla situado entre Azuel y Conquista.
A la vuelta nuevamente Antonio tuvo uno de sus detalles y nos recibió acomodándonos en un acogedor salón bien caldeado por su chimenea, la cual reconfortó a todos ya que las temperaturas habían bajado bastante durante la tarde. Este mismo salón sirvió de zona de encuentro tras la cena, dando lugar a un espacio para compartir historias y también para alguna que otra sorpresa.
Al día siguiente tomaron un copioso desayuno, pues era necesario tener energías suficientes para dirigirse hacia Minas del Horcajo. La entrada al pueblo por un inmenso y lúgubre túnel suscitó más de un comentario y una vez allí, tras realizar una caminata por el paraje, llegaron al histórico viaducto, uno de los más bellos de centro peninsular. El puente salva el trazado del antiguo ferrocarril minero Puertollano-Peñarroya, en la ruta del Camino Real de la Plata. Aunque estaba cerrado al paso pues se encuentra en una zona privada (finca de la Garganta, perteneciente al duque de Westminster), pudieron apreciar la majestuosidad de sus vistas y disfrutar de la paz y tranquilidad que se percibía en la zona.
Con la mochila cargada de experiencias agradables, tocó emprender el camino de vuelta a casa cansados pero muy contentos y sobre todo, planeando próximos encuentros que permitan continuar disfrutando de momentos como los de este fin de semana, cargados de risas, complicidad e ilusión.